La agencia estadounidense de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) ha creado una aplicación móvil llamada «CBP One». Se supone que es «un portal único a una variedad de servicios de CBP».
Uno de estos «servicios» es concertar citas para los solicitantes de asilo en Estados Unidos. Y hace un pésimo trabajo.
Recordemos lo básico. Todo el mundo tiene derecho a solicitar asilo en otro país. Esto no significa -como quieren hacer creer los gritones que incitan al odio en los canales de noticias de la televisión estadounidense- que cualquiera pueda vivir donde quiera. No. Significa que tienes derecho a pedir asilo, y que las autoridades deben estudiar tu caso individual y tratarte con humanidad mientras tanto.
La legislación estadounidense garantiza este derecho, que también está consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Sin embargo, durante décadas, las sucesivas administraciones estadounidenses -tanto republicanas como demócratas- han restringido el acceso al asilo. En cierto sentido, la aplicación CBP One, creada bajo el gobierno de Trump y ampliada bajo el de Biden, no parece más que una continuación de alta tecnología de un esfuerzo bipartidista de larga data.
El uso de CBP One es prácticamente obligatorio para las personas que solicitan asilo en Estados Unidos.
Pero su uso es complicado y, obviamente, se necesita un teléfono móvil. No todos los solicitantes de asilo lo tienen, ya sea porque lo han perdido todo al huir del peligro o porque los delincuentes o las autoridades mexicanas se lo han robado por el camino.
Y lo que es más importante, el sistema de la CBP no ofrece suficientes citas a través de la aplicación para satisfacer la demanda. Un nuevo informe entra en detalles, y los comentarios de los usuarios de la aplicación en los sitios de Google y Apple son una lista interminable de frustraciones con la funcionalidad y la desesperación por los retrasos. Los solicitantes de asilo dan a la aplicación una estrella sobre cinco, sólo porque cero estrellas no es una opción.
Lo que ocurre aquí es lo que se llama «dosificación», es decir, limitar estrictamente el número de personas que pueden solicitar asilo cada día. En cierto modo, de nuevo, esto no es nada nuevo: Estados Unidos comenzó a hacer la dosificación por otros medios bajo Obama, y la práctica se formalizó bajo Trump. Desde 2017, ha habido desafíos legales a la medición como una violación del derecho estadounidense e internacional.
El problema creado por la dosificación -ahora «dosificación digital» con la app CBP One- es que decenas de miles de personas que buscan asilo en EEUU se han visto obligadas a esperar en México. A menudo, permanecen allí durante varios meses, expuestos a graves peligros, como violaciones, secuestros, torturas y asesinatos.
Si tuviera que hacer una crítica de la aplicación CBP One, diría: aplicación terrible, cero estrellas.