(Nueva York) – Las fuerzas de seguridad de Ferguson, Missouri, deberían respetar el derecho de la población a manifestarse en forma pacífica cuando el jurado de acusación en el caso Michael Brown emita su decisión, la cual se espera en breve, señaló hoy Human Rights Watch. En el supuesto de que surjan nuevas protestas, la Policía debería permitir la posibilidad de reunión y expresión pacíficas, abstenerse de recurrir a un uso excesivo de la fuerza y efectuar operativos con transparencia y rendición de cuentas.
Un jurado de acusación del estado determinará en breve si el policía de Ferguson Darren Wilson será procesado por haber disparado y matado a Brown, un adolescente afroamericano, el 9 de agosto de 2014. El gobernador de Missouri, Jay Nixon, se refirió a la “posibilidad de disturbios extendidos” en caso de que el jurado de enjuiciamiento considere que no corresponde el procesamiento, y el 17 de noviembre declaró el estado de emergencia por un plazo de 30 días.
“El respeto de los derechos de los manifestantes debería ser el elemento central de una respuesta efectiva de las autoridades ante eventuales manifestaciones en Ferguson”, expresó Alba Morales, investigadora de justicia penal del programa sobre Estados Unidos de Human Rights Watch. “Si bien es comprensible que Missouri quiera estar preparado para posibles disturbios, los funcionarios del estado y locales deben dejar en claro que abusos como los ocurridos en agosto resultan inadmisibles”.
La muerte de Brown desencadenó masivas protestas públicas que comenzaron en la noche del 10 de agosto y continuaron casi ininterrumpidamente por dos semanas. Human Rights Watch identificó graves irregularidades en la respuesta policial a las protestas. Tales irregularidades incluyeron la intimidación de manifestantes que cercenaban su derecho de reunión y libertad de expresión, consagrados en la constitución estadounidense y en el derecho internacional. En ocasiones, miembros de la Policía efectuaron un uso innecesario y desproporcionado de la fuerza. Las autoridades también obstaculizaron la posibilidad de que organizaciones de medios recabaran noticias sobre los sucesos.
Las protestas pusieron al descubierto las agudas tensiones que existen desde hace tiempo entre residentes de Ferguson, un municipio con población mayormente negra, y su fuerza policial mayoritariamente caucásica, debido a una actuación policial que los residentes calificaron como racialmente discriminatoria. Numerosos residentes refirieron a Human Rights Watch años de hostigamiento e intimidación policial.
Human Rights Watch ha escrito en dos ocasiones al gobernador Nixon desde comienzos de septiembre solicitando que Missouri emprenda una revisión exhaustiva y transparente tanto de los motivos que subyacen a las protestas como de la respuesta de las autoridades policiales, y que mejore las políticas y prácticas para el control policial de futuras protestas. La gobernación no ha respondido nuestras cartas.
“Si se producen nuevas protestas en Ferguson, las autoridades de seguridad pública tendrán la posibilidad de demostrar que han aprendido de la experiencia pasada”, aseveró Morales. “Lejos de mejorar la seguridad pública, las respuestas desproporcionadas a protestas no hacen más que alimentar el enojo y el resentimiento, y a la vez ponen en peligro a manifestantes y transeúntes”.