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La FIFA violó sus propias normas de derechos humanos para los anfitriones de la Copa Mundial

Arabia Saudita no debería ser recompensada por su represión

El Emir y el presidente de Qatar, Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani (izq.), Gianni Infantino (SUI), presidente de la FIFA (der.), y el Príncipe Heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman al-Saud (dcha.), en el partido del grupo A en el estadio Al Bayt de Doha, Qatar, el 20 de noviembre de 2022. © 2022 Sipa via AP Images

(Nueva York) – El organismo que regula el fútbol mundial, la FIFA, ha violado sus propias normas de derechos humanos al anunciar un plan para organizar las próximas dos Copas Mundiales masculinas que elimina efectivamente las licitaciones y la debida diligencia en materia de derechos humanos, dijo hoy Human Rights Watch.

El 4 de octubre, la FIFA anunció que el Mundial 2030 se llevará a cabo en Marruecos, Portugal y España con partidos en Uruguay, Argentina y Paraguay. Cada uno de estos países ha cometido graves violaciones de derechos humanos. En septiembre, el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, se vio obligado a dimitir tras besar sin su consentimiento a Jenni Hermoso, futbolista española y campeona del Mundial femenino de 2023. Pocas horas después de que la FIFA publicara sus planes para la Copa Mundial 2030, Arabia Saudita anunció sus ambiciones de albergar la Copa Mundial 2034.

“Apenas un año después de las catástrofes de derechos humanos de la Copa Mundial de Qatar 2022, la FIFA no aprende la lección de que otorgar eventos multimillonarios sin la debida diligencia y transparencia puede conllevar el riesgo de corrupción y graves abusos contra los derechos humanos”, dijo Minky Worden, directora de iniciativas globales de Human Rights Watch. “La posibilidad de que la FIFA pueda conceder a Arabia Saudita la Copa Mundial de 2034 a pesar de su terrible historial en materia de derechos humanos y su negativa a cualquier supervisión deja al descubierto que los compromisos de la FIFA con los derechos humanos son una farsa”.

Human Rights Watch ha publicado un anexo con los requisitos legales de derechos humanos de la FIFA, que incluyen entre otros: la diligencia debida, la presentación de licitaciones para albergar eventos, la consulta con las partes interesadas, el seguimiento independiente de la situación de derechos humanos y la reparación. Human Rights Watch también ha publicado correspondencia sobre la falta de diligencia debida por parte de la FIFA en relación con países con antecedentes represivos que organizan eventos, incluida la Copa Mundial de Clubes de la FIFA, que comienza en Jeddah, Arabia Saudita, el 12 de diciembre de 2023. En febrero de 2023, Human Rights Watch se puso en contacto con la FIFA para solicitar detalles sobre su debida diligencia y consulta con las partes interesadas para la selección de los futuros anfitriones de la Copa del Mundo y la adjudicación de contratos de patrocinio comercial. La FIFA no ha respondido.

Debido a los requisitos de rotación regional, la Copa Mundial 2030 de seis países significa que la FIFA solo aceptará candidaturas de Asia u Oceanía para 2034, abriendo el camino para que Arabia Saudita sea la anfitriona. En cambio, la FIFA debería mantener abiertas las candidaturas para la Copa Mundial de 2034 y aplicar los mismos criterios de derechos humanos a todos los candidatos antes de la selección, afirmó Human Rights Watch.

La Política de Derechos Humanos de la FIFA, adoptada en 2017, describe su responsabilidad de identificar y abordar los impactos adversos de sus operaciones sobre los derechos humanos, incluida la adopción de medidas adecuadas para prevenir y mitigar los abusos contra los derechos humanos. El artículo 7 de la Política de Derechos Humanos de la FIFA establece que “la FIFA colaborará de manera constructiva con las autoridades pertinentes y otras partes interesadas y hará todos los esfuerzos posibles para cumplir con sus responsabilidades internacionales en materia de derechos humanos”. Esto debería incluir consultar a una amplia gama de partes interesadas, incluidos grupos potencialmente afectados, observadores nacionales de derechos humanos, atletas, seguidores, trabajadores migrantes y sindicatos, antes de tomar decisiones importantes sobre la sede.

Según la política de derechos humanos de la FIFA, los países que se postulen para albergar partidos deben comprometerse a respetar estrictas normas laborales y de derechos humanos. En la introducción a los “Principios fundamentales del proceso de candidatura reformado” de la FIFA, el Presidente de la FIFA, Gianni Infantino, dice: “Para organizar la Copa Mundial de la FIFA (…) los futuros organizadores deberán comprometerse formalmente a llevar a cabo sus actividades siguiendo principios de gestión de eventos sustentables, así como a respetar la normativa internacional sobre derechos humanos y laborales conforme a los principios rectores de las Naciones Unidas”.

Hasta ahora, la FIFA no ha aplicado estos principios en la adjudicación de los Mundiales de 2030 y 2034.

En junio, la FIFA canceló su anuncio planeado sobre el proceso de candidatura para la Copa Mundial 2030, y en lugar de eso anunció que:

En consonancia con el principio de rotación de las confederaciones y para garantizar las mejores condiciones de organización de las competiciones, los procesos de presentación de candidaturas para las ediciones de 2030 y 2034 se llevarán a cabo simultáneamente. Por lo tanto, se invita a las federaciones miembro de la AFC y la OFC a declarar su interés por organizar la Copa Mundial de la FIFA 2034.

La última vez que se otorgaron dos Copas del Mundo al mismo tiempo, Rusia y Qatar, dos gobiernos que cometen graves violaciones de los derechos humanos, fueron seleccionados como anfitriones en un proceso manchado por la corrupción y el arresto de altos funcionarios de la FIFA.

El documento de Resumen de los procesos de presentación de candidaturas de la FIFA establece una fecha límite para que cualquier asociación miembro confirme su candidatura antes del 31 de octubre de 2023, una fecha límite irrazonablemente ajustada para la Copa Mundial de 2034, que no se celebrará hasta dentro de 11 años, que debería incluir consultas con las partes interesadas nacionales y que, en última instancia, podría costar miles de millones de dólares.

El terrible historial de derechos humanos de Arabia Saudita ha empeorado bajo el gobierno del príncipe heredero Mohammed Bin Salman, incluyendo ejecuciones masivas, la continua represión de los derechos de las mujeres bajo su sistema de tutela masculina y el asesinato de cientos de migrantes en la frontera entre Arabia Saudita y Yemen. Además, continúa la tortura y el encarcelamiento de detractores pacíficos del gobierno, y los tribunales impusieron décadas de prisión a mujeres saudíes por publicar tuits. Las relaciones sexuales fuera del matrimonio, incluidas las relaciones entre personas del mismo sexo, son un delito con castigos que incluyen la pena de muerte. Las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT) en Arabia Saudita practican una autocensura extrema para sobrevivir en su día a día. Los jugadores y aficionados LGBT que visiten Arabia Saudita podrían enfrentarse a censura, estigma y discriminación por su orientación sexual e identidad de género.

Observadores independientes de derechos humanos, periodistas, activistas por los derechos de las mujeres y otros críticos pacíficos están encarcelados, bajo arresto domiciliario y no pueden trabajar de manera segura en Arabia Saudita. Arabia Saudita tiene severas restricciones a los periodistas y a la libertad de expresión, un requisito básico para los anfitriones de la Copa del Mundo, dijo Human Rights Watch. En octubre de 2018, agentes saudíes asesinaron y desmembraron al columnista del Washington Post Jamal Khashoggi, que había sido crítico con el gobierno saudí, un asesinato aparentemente aprobado por el propio príncipe heredero.

“En Arabia Saudita, la supervisión independiente de los derechos humanos no es posible debido a la represión gubernamental. Esto hace que sea efectivamente imposible para la FIFA llevar a cabo el seguimiento e inspección continuos de los derechos humanos que requiere su política de derechos humanos”, dijo Worden.

Si bien acoge con agrado la candidatura saudita para albergar la Copa del Mundo en 2034, la FIFA no ha dicho nada sobre cómo propone evaluar sus condiciones de derechos humanos.

Human Rights Watch ha estado documentando abusos contra trabajadores migrantes en Arabia Saudita durante 25 años. A pesar de algunas reformas a las leyes laborales y al sistema kafala (patrocinio) de Arabia Saudita en 2021, los trabajadores migrantes siguen enfrentándose a graves abusos, incluidas tarifas de contratación exorbitantes, robo de salarios y protecciones contra el calor inadecuadas. La fuga, es decir, abandonar un trabajo sin permiso, está tipificado como delito incluso cuando los trabajadores intentan escapar del abuso, lo que abre el camino al mal uso de la disposición por parte de los empleadores. Las reformas laborales no han sido suficientes ni se han aplicado estrictamente, lo que aumenta el riesgo de que se cometan graves abusos.

“Con los 13,4 millones de trabajadores migrantes estimados en Arabia Saudita, unas protecciones laborales y contra el calor inadecuadas y sin sindicatos, sin observadores independientes de derechos humanos y sin libertad de prensa, hay muchas razones para temer por la vida de quienes construirían y darían servicio a estadios, tránsito, hoteles y otras infraestructuras de hospedaje en Arabia Saudita”, advirtió Worden.

La FIFA tiene un largo historial de ignorar las protecciones de los derechos humanos en su decisión de otorgar Copas Mundiales. La FIFA no cumplió con sus propios estándares de derechos humanos para la Copa Mundial que concedió a Rusia en 2018, lo que provocó la muerte de 21 trabajadores durante la construcción del estadio ruso, según la Internacional de Trabajadores de la Construcción (ICM). En su informe “Juego sucio” de junio de 2018, la ICM escribió: “la mayoría de estas muertes se debieron a caídas desde alturas o a la caída de equipos pesados sobre los trabajadores, tragedias que podrían haberse evitado si se hubieran aplicado las normas en materia de salud y seguridad”. Al menos 110 trabajadores forzados norcoreanos construyeron el estadio Zenit Arena de la Copa del Mundo en San Petersburgo, sede de la final de la Copa del Mundo de 2018.

Ni Qatar ni la FIFA han compensado a las familias de miles de trabajadores migrantes que murieron o resultaron gravemente heridos en la construcción y mantenimiento de la Copa Mundial de 2022 en Qatar, incluidos estadios, tránsito, hoteles y otras infraestructuras. Las autoridades qataríes no investigaron las causas detrás de las muertes de miles de trabajadores migrantes desde 2010, que regularmente se atribuían a “causas naturales” o “paros cardíacos”. Esto dejó a muchas familias de trabajadores migrantes sin derecho a recibir una indemnización según la legislación laboral de Qatar. Incluso hubo casos de trabajadores migrantes que murieron a causa de caídas mientras trabajaban durante el torneo, algo sin precedentes en la historia de la Copa Mundial.

“La FIFA está incumpliendo su responsabilidad ante el mundo del fútbol de llevar a cabo los procedimientos de candidatura y selección de la Copa Mundial de una manera ética, transparente, objetiva e imparcial”, dijo Worden. “Si queremos que haya integridad en lo que queda de este proceso, la FIFA debería retrasar y abrir inmediatamente el proceso de candidatura para la Copa del Mundo de 2034, hacer públicas sus políticas laborales, de derechos humanos y medioambientales, y y luego asegurarse de que se cumplan plenamente las garantías”.

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