(Nueva York) – Las evidencias disponibles indican de manera persuasiva que fuerzas del gobierno sirio serían los responsables de los ataques con armas químicas ocurridos en dos suburbios de Damasco el 21 de agosto de 2013, señaló Human Rights Watch en un informe divulgado hoy. Estos ataques, que provocaron la muerte de cientos de civiles, incluidos numerosos niños, parecen haber sido perpetrados con un gas neurotóxico de uso militar, muy posiblemente gas sarín.
El informe de 22 páginas, “Ataques en Ghouta: Análisis del presunto uso de armas químicas en Siria”(Attacks on Ghouta: Analysis of Alleged Use of Chemical Weapons in Syria), documenta dos ataques aparentemente cometidos con armas químicas en suburbios al este y oeste de Ghouta que están bajo el control de fuerzas de oposición, a 16 kilómetros de distancia uno del otro, durante las primeras horas del 21 de agosto. Human Rights Watch analizó las declaraciones de testigos sobre los ataques con proyectiles, información vinculada con el posible origen de los ataques, los restos físicos de los sistemas de armas utilizados y los síntomas médicos que presentaban las víctimas, conforme fue documentado por personal médico.
“Los restos de proyectiles y los síntomas de las víctimas de los ataques del 21 de agosto en Ghouta ofrecen evidencias reveladoras sobre los sistemas de armas utilizados”, comentó Peter Bouckaert, director de la división de Emergencias de Human Rights Watch y autor del informe. “Estas evidencias sugieren de manera persuasiva que tropas del gobierno sirio lanzaron proyectiles cargados con agentes químicos en los suburbios de Damasco durante esa madrugada fatídica”.
La evidencia relativa al tipo de proyectiles y dispositivos de lanzamiento utilizados en estos ataques sugiere firmemente que se trata de sistemas de armas que, según se sabe y existen constancias, solamente están en poder de fuerzas armadas el gobierno sirio, señaló Human Rights Watch.
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Human Rights Watch examinó videos publicados en YouTube desde las zonas que sufrieron los ataques, así como imágenes con mejor resolución de restos de armas aportadas por un activista local al este de Ghouta. Se identificaron dos sistemas de misiles tierra-tierra presuntamente vinculados con la dispersión de agentes químicos. El primer tipo de proyectil, encontrado en el lugar donde ocurrieron los ataques al este de Ghouta, es un misil de 330 mm cuya ojiva parece haber sido construida para cargar y dispersar un importante volumen de agentes químicos líquidos. El segundo tipo, encontrado tras el ataque al oeste de Ghouta, es un proyectil soviético de 140 mm que, según se indica en manuales, puede llevar una de tres clases distintas de ojivas, incluida una diseñada específicamente para cargar y dispersar 2,2 kilos de gas sarín.
El gobierno sirio ha negado cualquier responsabilidad por los ataques y ha culpado en cambio a grupos de oposición, pero no ha presentado evidencias creíbles para respaldar sus señalamientos. Ni Human Rights Watch ni varios expertos en armamento que hacen un seguimiento del uso de armas en Siriahan documentado información que indique que las fuerzas de oposición sirias puedan tener en su poder los proyectiles de tipo 140 mm y 330 mm utilizados en el ataque, ni los respectivos dispositivos de lanzamiento.
Si bien Human Rights Watch no pudo trasladarse hasta Ghouta para recoger restos de armas y muestras ambientales y fisiológicas que permitieran buscar rastros del agente químico, ha consultado a un experto que ha dado su opinión técnica con respecto a la detección y los efectos de los agentes químicos empleados para la guerra. El experto analizó los relatos de residentes locales, los signos y síntomas clínicos que describieron los médicos y muchos de los videos tomados de las víctimas del ataque del 21 de agosto.
Tres médicos de Ghouta que atendieron a víctimas de los ataques dijeron a Human Rights Watch que, en general, mostraban síntomas como asfixia, dificultades respiratorias o respiración irregular o entrecortada, espasmos musculares involuntarios, náuseas, espuma en la boca, secreciones en ojos y nariz, convulsiones, mareos, visión borrosa, enrojecimiento e irritación en los ojos y contracción de las pupilas (miosis). Algunas víctimas jóvenes presentaban cianosis, una coloración azulada de la piel del rostro que normalmente se debe a sofocación o asfixia. Ninguna de las víctimas presentaba signos de lesiones traumáticas que habitualmente se asocian con ataques con explosivos o armas incendiarias.
Estos síntomas, y la ausencia de lesiones traumáticas, son compatibles con la exposición a agentes neurotóxicos como sarín, observó Human Rights Watch. Hay pruebas de laboratorio que indican que se habría usado gas sarín en un ataque perpetrado anteriormente en abril en Jobar, cerca de Damasco, cuando un fotógrafo del periódico Le Monde que estaba presente en ese momento se sometió luego a pruebas que detectaron que había estado expuesto a este agente.
El uso de armas químicas constituye una grave violación del derecho internacional humanitario. Si bien Siria no se encuentra entre los 189 países que son parte en la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción, el Almacenamiento y el Empleo de Armas Químicas y sobre su Destrucción de 1993, sí es parte en el Protocolo de Ginebra sobre Gases de 1925. El derecho internacional consuetudinario prohíbe el uso de armas químicas en todos los conflictos armados.
Los ataques perpetrados el 21 de agosto contra Ghouta representan el primer caso de uso masivo de armas químicas desde que el gobierno de Irak utilizó este tipo de armas contra la población civil kurda-iraquí en Halabja hace 25 años, expresó Human Rights Watch.
“A medida que se hace cada vez más evidente que se utilizaron armas químicas en el brutal conflicto en Siria, se debería reformular el debate internacional de modo de disuadir el uso de estas armas y, de manera más general, proteger a la población civil de Siria”, observó Bouckaert.