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Jessica Amaya
Jessica Amaya, de 32 años, participó en una protesta que empezó en la mañana del 28 de abril en la localidad de Yumbo, departamento de Valle del Cauca. Amaya contó que era un evento pacífico, que incluyó distintos actos culturales, al que asistieron familias enteras. Cerca de las 9 p.m., llegaron agentes del ESMAD en un camión. Los manifestantes empezaron a replegarse mientras los agentes del ESMAD los perseguían hasta acorralarlos al centro de una rotonda, explicó Amaya. Un agente tomó a Amaya por la pierna mientras esta se alejaba corriendo y la arrojó al piso. Comenzaron a “llover golpes” sobre su cabeza, dijo Amaya. Se protegió la cabeza y el rostro con los brazos, pero después de lo que cree que fueron cuatro golpes fuertes perdió el conocimiento. Se despertó aproximadamente dos horas después, bajo un arbusto, con sangre en la ropa y un seno al descubierto. “Me siento ultrajada. Yo siento que cometieron abuso conmigo, pero no recuerdo, no sé de qué tipo fueron”, relató. Luego del ataque siguió sintiendo dolor abdominal y recibió ocho puntos por cortes en la cabeza. Dijo que las autoridades le explicaron que solo podían realizarle un examen médico legal después de presentar una denuncia penal. Se presentó en la Fiscalía de Yumbo el día siguiente al incidente, pero estaba cerrada por las manifestaciones. Human Rights Watch tuvo acceso a fotografías que muestran las contusiones y la inflamación que presentaba Amaya. Amaya fue examinada en una clínica privada el 14 de mayo. Un grupo de médicos y psicólogos concluyó que parece haber sido víctima de abuso sexual, según un informe médico al cual tuvo acceso Human Rights Watch. Amaya denunció los hechos a la Fiscalía el 21 de mayo.