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La sección portadora de un cohete Uragan de la serie 9M27K que cayó frente a la casa de una mujer que vivía en la orilla izquierda del río Siverskiy Donets durante la ocupación rusa de la zona en 2022.  Cada cohete transporta 30 submuniciones 9N210 o 9N235.  © 2022 Privado

Actualización: El 7 de junio de 2023, el Departamento de Defensa de Estados Unidos anunció que el Presidente Joe Biden había firmado una “determinación” por la que la transferencia de municiones de racimo a Ucrania era necesaria para los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos. Autorizó el suministro a las Fuerzas Armadas ucranianas de un número indeterminado de municiones de racimo con un porcentaje de munición sin estallar superior al uno por ciento.

Hasta el 10 de julio, dirigentes de al menos once países habían expresado su preocupación por la decisión: Alemania, Austria, Bélgica, Camboya, Canadá, España, Italia, Laos, Noruega, Nueva Zelanda y Reino Unido. El Secretario General de las Naciones Unidas también hizo pública su preocupación.

Tras el anuncio estadounidense, el ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, presentó cinco principios que, según dijo, respetarían las fuerzas armadas al recibir las municiones de racimo: utilizarlas solo en Ucrania; no utilizarlas en “zonas residenciales (ciudades)”, sino solo “en los campos donde hay concentración de militares rusos”; llevar un registro estricto de dónde se utilizaron las municiones; realizar actividades de limpieza tras la desocupación de las zonas donde se utilizaron las municiones; e informar a los socios sobre el uso de las municiones y su eficacia.

  • Las fuerzas ucranianas han utilizado municiones de racimo que han causado muertos y heridos graves entre la población civil. Las fuerzas rusas han utilizado ampliamente municiones de racimo que han causado numerosos muertos y heridos graves entre la población civil. 
  • Las municiones de racimo empleadas por Rusia y Ucrania están causando daños a la población civil ahora y dejarán tras de sí submuniciones (“bombetas”) que seguirán haciéndolo durante muchos años.
  • Ambas partes deben dejar inmediatamente de utilizar municiones de racimo y de tratar de obtener más de estas armas indiscriminadas. Estados Unidos no debe enviar municiones de racimo a Ucrania.

(Kiev, 6 de julio de 2023) –Las fuerzas ucranianas han utilizado municiones de racimo que han causado numerosas muertes y lesiones graves a civiles, señaló hoy Human Rights Watch. Las fuerzas rusas han utilizado ampliamente municiones de racimo en Ucrania, matando a muchos civiles y causando otros daños civiles graves.

Una nueva investigación de Human Rights Watch reveló que los ataques ucranianos con cohetes de munición de racimo contra zonas controladas por Rusia en la ciudad de Izium y sus alrededores, en el este de Ucrania, durante 2022 causaron numerosas víctimas entre la población civil ucraniana. Ambos países deberían dejar de utilizar estas armas intrínsecamente indiscriminadas, y ningún país debería suministrar municiones de racimo por su previsible peligro para la población civil.

“Las municiones de racimo utilizadas por Rusia y Ucrania están matando a civiles ahora y seguirán haciéndolo durante muchos años más”, afirmó Mary Wareham, directora en funciones de la división de armas de Human Rights Watch. “Ambas partes deberían dejar de usarlas inmediatamente y no buscar la manera de conseguir más de estas armas indiscriminadas”.

Al parecer, el Gobierno de Estados Unidos está a punto de decidir si suministrar municiones de racimo almacenadas a Ucrania, lo que requeriría la aprobación del presidente Joe Biden. La transferencia de estas armas causaría inevitablemente sufrimiento a largo plazo a la población civil y socavaría el oprobio internacional de su uso, señaló Human Rights Watch.

Human Rights Watch visitó Izium y aldeas cercanas del 19 de septiembre al 9 de octubre de 2022 para investigar los abusos cometidos por Rusia contra civiles ucranianos durante la ocupación rusa, incluidas detenciones arbitrarias, torturas y ejecuciones sumarias. Human Rights Watch entrevistó a más de 100 personas, entre ellas víctimas de abusos, testigos, personal de los servicios de emergencia y profesionales de la salud. Casi todos ellos dijeron que habían visto fragmentos de submuniciones que habían detonado alrededor de sus casas durante la ocupación rusa.

Los ataques ucranianos con cohetes de munición de racimo en la ciudad de Izium en 2022 mataron al menos a ocho civiles e hirieron a otros 15, según Human Rights Watch. Los ataques se produjeron en Izium y sus alrededores, donde las fuerzas rusas llegaron en marzo, tomaron el control a principios de abril y lo mantuvieron hasta principios de septiembre. Un informe de las Naciones Unidas también concluyó que las fuerzas armadas ucranianas utilizaron municiones de racimo en ataques contra Izium entre marzo y septiembre de 2022.


Es muy probable que el número total de civiles muertos y heridos en los ataques con municiones de racimo que examinó Human Rights Watch sea mayor. Las fuerzas rusas llevaron a muchos civiles heridos a Rusia para que recibieran atención médica y muchos no habían regresado cuando Human Rights Watch realizó la visita. Un conductor de ambulancia dijo que él y sus colegas habían transportado y tratado regularmente a civiles, incluidos niños, heridos por municiones de racimo durante la ocupación rusa. Según él, llevó al menos un caso de este tipo al hospital cada día.

Un habitante del pueblo de Hlynske dijo que en mayo de 2022 oyó el impacto de un cohete de munición de racimo cerca de su casa. “De pronto oí a mi padre gritar: ‘¡Me dieron! No puedo moverme’”, dijo. “Volví corriendo y vi que había caído de rodillas, pero no podía moverse de la cintura para abajo, y tenía muchos trozos de metal, uno de ellos clavado en la columna vertebral y otro en el pecho. Tenía pequeños perdigones metálicos incrustados en las manos y las piernas”. El padre del hombre recibió tratamiento médico, pero murió un mes después de ser operado.

Las municiones de racimo pueden lanzarse desde la superficie mediante artillería, cohetes y proyectiles o arrojarse desde el aire con aviones. Se abren en el aire y dispersan docenas e incluso cientos de submuniciones más pequeñas, también llamadas bombetas, en un área del tamaño de una cuadra en una ciudad. Muchas submuniciones no explotan en el momento del impacto inicial, dejando restos que actúan como minas terrestres y suponen una amenaza para la población civil durante años e incluso décadas.


Las municiones de racimo están ampliamente prohibidas por la Convención sobre Municiones de Racimo, a la que se han adherido 123 países, aunque no Rusia ni Ucrania. En cualquier caso, el uso de municiones de racimo en zonas con civiles convierte un ataque en indiscriminado, en violación del derecho internacional humanitario, y posiblemente en un crimen de guerra.

Human Rights Watch examinó fotos tomadas por residentes de 13 secciones portadoras o motores de cohetes de munición de racimo Uragan que habían impactado en Izium durante la ocupación rusa. Cada cohete Uragan de la serie 9M27K tiene un alcance de 10 a 35 kilómetros y lanza 30 submuniciones. Durante el periodo investigado, las posiciones ucranianas en primera línea siempre estuvieron dentro de ese alcance. La posición de las secciones portadoras encontradas aún en el suelo indicaba que procedían de la dirección de las posiciones ucranianas.

Restos de submuniciones de fragmentación 9N210 o 9N235 que una familia recogió de su jardín y su casa en la orilla izquierda del río Siverskiy Donets durante la ocupación rusa de la zona en 2022.  © 2022 Human Rights Watch 

El 6 de junio, Human Rights Watch escribió al ministro de Defensa de Ucrania con un resumen de sus conclusiones, una solicitud de reunión y varias preguntas. El 22 de junio, el Ministerio de Defensa respondió por escrito, afirmando que “no se utilizaron municiones de racimo dentro ni en los alrededores de la ciudad de Izium en 2022, cuando estaba bajo ocupación rusa”.

En virtud de los Convenios de Ginebra de 1949, aplicables al conflicto armado en Ucrania, todas las partes tienen la obligación de investigar y enjuiciar debidamente los presuntos crímenes de guerra cometidos por sus fuerzas o en su territorio.

Ucrania ha pedido públicamente que se le suministren municiones de racimo. Varios legisladores estadounidenses han pedido a Estados Unidos, que no es parte de la Convención sobre Municiones de Racimo, que transfiera al gobierno ucraniano las municiones de racimo almacenadas. Según las normas estadounidenses sobre exportación de armas, Estados Unidos solo puede exportar municiones de racimo que “una vez armadas no produzcan más de un uno por ciento de artefactos sin estallar en toda la gama de entornos operativos previstos”. Esta disposición puede ser derogada por el presidente de Estados Unidos en circunstancias excepcionales para permitir la transferencia de municiones de racimo con mayores tasas de fallo.

Las municiones de racimo que Estados Unidos está considerando enviar a Ucrania tienen más de 20 años, se dispersan por una amplia zona y tienen una tasa de fallos notoriamente alta, lo que significa que podrían seguir siendo mortíferas durante años. Su uso en operaciones de combate estadounidenses en 1991 y 2003 en Irak causó víctimas entre la población civil y el personal militar estadounidense.

Para la transferencia, Ucrania tendría que aceptar que las municiones de racimo “solo se utilizarán contra objetivos militares claramente definidos y no se emplearán donde se sepa que hay civiles o en zonas normalmente habitadas por civiles”.

“El gobierno estadounidense no debería suministrar municiones de racimo a ningún país debido al daño previsible y duradero que estas armas causan a la población civil”, declaró Wareham. “La transferencia de municiones de racimo hace caso omiso del peligro sustancial que suponen para los civiles y socava el esfuerzo mundial para prohibirlas”.                                                     


Human Rights Watch cofundó y preside la Coalición contra las Municiones de Racimo, la coalición mundial de organizaciones no gubernamentales que trabajan para promover la adhesión universal a la Convención sobre Municiones de Racimo de 2008.

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The annotation in the fifth photo has been corrected to identify the carrier section in the field as a "rocket remnant."

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