¿Qué hacen los atletas después de una derrota humillante, digamos, un juego de futbol televisado a nivel nacional que termina en 7-0?
No es difícil imaginar la escena en los baños, algunos jugadores quizá se dirijan a las regaderas con la cabeza baja mientras que otros mantengan su mirada fija en el suelo. Algunos quizá den salida a su ira aventando cosas, o quizá golpeando sus vestidores o pateando los botes de basura cercanos. El entrenador dirá algo, quizá una pequeña plática sobre cómo aprender de la derrota y seguir adelante. Los jugadores seguramente querrán evitar los medios de comunicación afuera de los vestidores, pero el entrenador tendrá que explicar qué fue lo que sucedió.
Pero para un atleta nacional de Corea del Norte, es una historia completamente diferente. Cuando observadores de Corea del Norte leyeron recientemente un informe de Radio Free Asia sobre lo que sucedió con los jugadores de futbol de Corea del Norte cuyo equipo no avanzó hacia la ronda eliminatoria de la Copa del Mundo en Sudáfrica en junio, hubo una sensación de déjà vu.
Corea del Norte jugó en la Copa del Mundo este año por primera vez desde 1966, y el país tenía altas expectativas. Pero al equipo nacional no le fue bien, y quedó eliminado después de tres derrotas consecutivas. El punto más bajo fue la aplastante derrota contra Portugal que, de manera inusual, el Gobierno totalitario de Corea del Norte transmitió en vivo por televisión.
Radio Free Asia citó a tres fuentes independientes que afirmaron que el equipo de futbol fue sometido a una humillante sesión de 6 horas de criticismo público en el Palacio de Cultura Popular de Pyongyang en julio. Según el informe, el ministro de deportes, Pak Myong-chol, y el comentarista televisivo, Ri Dong-kyu, quien también es profesor del Instituto de Ciencias Deportivas, encabezaron la sesión, misma que contó con la participación de 400 atletas afiliados con otras asociaciones deportivas y agencias gubernamentales.
Mientras que, según informes, el entrenador y los jugadores estuvieron parados frente a la audiencia, Ri fue acompañado por un representante del ministerio de deportes en criticar las debilidades de cada jugador. Posteriormente, otros participantes siguieron el ejemplo. Hacia el final de la reunión, fue el turno del entrenador, y cada uno de los jugadores se vio obligado a criticarlo.
No ha habido más informes sobre castigos adicionales o sostenidos. Pero existen razones de preocupación dado lo sucedido al equipo nacional después de la Copa del Mundo de 1966.
El equipo avanzó a los cuartos de final al derrotar a Italia, quien entonces era el más fuerte adversario, pero perdió con Portugal 5-3. Los jugadores fueron inicialmente recibidos como héroes nacionales, pero su estrellato duró poco. Refugiados de Corea del Norte han descrito cómo el equipo y su entrenador fueron sometidos a una sesión de criticismo ideológico similar a la sesión de 2010. Pero los refugiados también dijeron que los miembros del equipo de 1966 fueron reubicados a lugares remotos del país y obligados a vivir y trabajar en duras condiciones.
El Gobierno de Corea del Norte nunca ha reconocido, mucho menos explicado, por qué el equipo de 1966 fue castigado. Según el testimonio de norcoreanos y el documental El Juego de Sus Vidas, producido por la BBC con el permiso del Gobierno de Corea del Norte, algunos jugadores fueron reubicados y se les permitió trabajar como jugadores y entrenadores. El documental dice que todos los jugadores entrevistados negaron que alguno de sus integrantes haya sido castigado. Pero se desconoce el paradero de algunos de ellos porque simplemente desaparecieron de la vista pública y no se les ha visto desde entonces.
Las extrañas y humillantes sesiones de criticismo, y los rumores de encarcelamiento del equipo de 1966, son una reflexión del miedo público generado por el abusivo sistema de Corea del Norte. De hecho, a menudo se castiga severamente a funcionarios de Corea del Norte por sus errores. Los medios de comunicación de Corea del Sur informaron recientemente que Corea del Norte ejecutó a Pak Nam-ki, un ex ministro de finanzas, después de culparlo por un esquema de revaluación de la moneda en noviembre pasado que llevó a una escasez de alimentos e inflación desbocada.
Las autoridades de Corea del Norte ejecutan periódicamente a personas en público -en estadios o mercados, e incluso en las riberas de los ríos- por delitos no violentos como cruzar "ilegalmente" las fronteras. Las autoridades locales requieren que los familiares de los condenados, incluso sus pequeños hijos, estén parados en primera fila como espectadores. El Gobierno administra campos masivos de trabajo forzado no solo para las personas acusadas de "crímenes políticos" sino también para sus padres, cónyuges e hijos. Los niños nacidos dentro de los campos viven como prisioneros y pueden pasar su niñez realizando trabajos forzados.
La política y los deportes están unidos por un hilo agradable, pero no en Corea del Norte. Los atletas derrotados en otros países pueden sufrir el criticismo y las consecuencias en su carrera, pero esto es muy diferente a la condena orquestada por un gobierno en un sistema con un historial de abusos sin precedentes.
El pobre desempeño de los funcionarios públicos en Corea del Norte puede conllevar no solo al despido, sino también a la pena de muerte.
Kay Seok, investigadora de Corea del Norte para Human Rights Watch.