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Acción y no adjetivos en defensa de las mujeres afganas

Boletín informativo, 28 de agosto de 2024

Una niña de 15 años, que no puede asistir a la escuela secundaria desde 2021, lee un cuaderno en Afganistán, 20 de marzo de 2024. © 2024 Fariba Akbari/picture-alliance/dpa/AP Photo

Brutal. Indignante. Sádico. Atroz.

Se nos empiezan a agotar los adjetivos cuando hablamos del ataque masivo de los talibanes contra los derechos de las mujeres en Afganistán. La tiranía talibán no sólo niega a la mitad de la población los derechos humanos fundamentales, sino que rechaza la idea misma de que las mujeres son fundamentalmente humanas.

Con cada nuevo anuncio de los talibanes, la situación empeora.

La semana pasada, los talibanes publicaron nuevas leyes que obligan a las mujeres a cubrirse completamente el cuerpo, incluido el rostro, en público en todo momento. También han declarado que no se debe oír hablar ni cantar a las mujeres en público.

Esto se suma a otras restricciones extremas impuestas a las mujeres en Afganistán bajo el régimen talibán. Han prohibido que las niñas y las mujeres cursen estudios superiores al sexto grado, les han impedido acceder a muchas formas de empleo y han restringido sus movimientos en público. Una mujer no puede salir de casa sin la compañía de un hombre de la familia.

Como escribe mi colega experta, Sahar Fetrat, los talibanes han "reducido a las mujeres y las niñas a una condición infrahumana".

Los talibanes tratan de tergiversar la ley islámica para justificar sus medidas represivas, como la prohibición de que las mujeres hagan oír su voz, pero miren a su alrededor: ningún otro país de mayoría musulmana impone restricciones tan extremas a las mujeres. Ningún otro gobierno intenta eliminar la presencia misma de la mujer en la vida pública de esta forma tan obscena. Los talibanes se inventan cosas.

Puede parecer una afirmación fuerte, pero apuesto a que la mayoría de los afganos, casi todos musulmanes, estarían de acuerdo si se les preguntara. Pero no se puede, porque los talibanes detienen y torturan a quienes les critican.

Es alentador -incluso inspirador- que las mujeres afganas sigan resistiendo valientemente el intento de los talibanes de borrarlas de la vida pública. Tras el anuncio de la prohibición de las voces femeninas, las mujeres afganas publicaron vídeos cantando.

Pero, ¿qué puede hacer el mundo exterior para ayudar?

"No hay respuestas fáciles", explican mis colegas Sahar y Heather Barr en un artículo reciente, “pero hay respuestas”.

En primer lugar, los gobiernos deberían insistir en que las mujeres afganas participen plenamente en todas las reuniones internacionales sobre Afganistán. Celebrar reuniones de alto nivel con los talibanes -sin una sola mujer a la vista- como hizo la ONU el mes pasado no hace sino reforzar el estatus de los talibanes y toda su ideología de sólo los hombres son humanos.

En segundo lugar, la comunidad internacional debería centrarse en exigir responsabilidades a los talibanes por sus crímenes. Los gobiernos deben apoyar que el Tribunal Penal Internacional procese a los líderes talibanes por cometer el crimen contra la humanidad de persecución de género. También deberían considerar seriamente la inclusión del apartheid de género como delito en el tratado propuesto sobre crímenes contra la humanidad.

En tercer lugar, los gobiernos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU deben renovar el mandato del experto en derechos humanos de la ONU sobre Afganistán y crear un nuevo sistema para recopilar y conservar pruebas de los crímenes cometidos en Afganistán, incluidos los cometidos contra mujeres y niñas.

Al mundo se le han agotado los adjetivos para describir la brutalidad de los talibanes. Ahora, necesitamos acción.

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