Con la caída de Assad en Siria, por fin puede iniciarse una serie de investigaciones sobre el terreno acerca de los crímenes cometidos por su régimen en materia de derechos humanos. Lo que mis colegas han descubierto en los últimos días es inquietante.
La semana pasada pudieron visitar la escena de un crimen masivo en el barrio de Tadamon, en el sur de Damasco. Fueron atraídos a ese lugar siguiendo las pistas de un vídeo previamente filtrado, tomado en abril de 2013, que mostraba ejecuciones sumarias por parte de las fuerzas gubernamentales sirias y milicias afiliadas. Solo ahora, 11 años después, investigadores independientes han podido examinar el lugar.
Nuestros colegas rememoraron los últimos momentos de 11 víctimas con los ojos vendados que aparecían en el vídeo, a las que dispararon a quemarropa y empujaron a la fosa excavada a máquina, junto a los cadáveres de otras 13 personas.
Los investigadores también hablaron con un residente actual de la zona que dijo que un grupo paramilitar progubernamental le obligó a él y a otros residentes a enterrar cadáveres en fosas cavadas previamente en 2015 y 2016.
En Tadamon, la semana pasada, nuestros investigadores encontraron decenas de restos humanos tanto en el lugar de la masacre de abril de 2013 como esparcidos por el barrio circundante. Entre ellos había dientes y huesos de cráneo, mandíbula, mano y pelvis en el suelo y en una bolsa recogida por los residentes.
También hay restos humanos esparcidos por el suelo de los edificios próximos a la fosa común, lo que lleva a los investigadores a concluir que lo más probable es que otras personas fueran asesinadas o enterradas en el mismo lugar.
Human Rights Watch no pudo confirmar si los restos encontrados son los de las víctimas del vídeo, ni si hay más cuerpos enterrados allí. Tampoco está claro si se sacaron cadáveres de la zona ni en qué medida.
El peligro ahora es que, en este lugar y en otros, haya pruebas vitales tiradas por ahí, sin que nadie las proteja. Si no se realizan esfuerzos para proteger lugares como éste, se corre el riesgo de perder pruebas esenciales necesarias para descubrir el destino de miles de sirios desaparecidos y procesar y condenar a los autores.
En otras palabras, se trata de la escena de un crimen y debe tratarse como tal.
Las autoridades sirias de transición, con apoyo internacional, deben realizar esfuerzos inmediatos para proteger y preservar los posibles lugares donde se cometieron crímenes masivos, a fin de llevar a cabo exhumaciones coordinadas e investigaciones forenses.
Como dice Hiba Zayadin, de HRW: "Los seres queridos de las personas brutalmente asesinadas aquí merecen saber qué les ocurrió. Las víctimas merecen que se rindan cuentas".