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Miembros de la policía incautan un cartel con el lema "El periodismo no es un delito" durante una protesta de periodistas frente al edificio del Parlamento de Azerbaiyán, 28 de diciembre de 2021, Bakú. En noviembre de 2023, las autoridades azerbaiyanas detuvieron al director de Abzas Media, Ulvi Hasanli, en la foto de la derecha, y a cinco de sus colegas por cargos falsos. Los seis permanecen en prisión preventiva.  © 2021 Aziz Karimov/Getty Images

Probablemente muchos de los lectores no sabrían ubicar el país de Azerbaiyán en el mapa, pero el mundo entero está a punto de situarlo en el centro del escenario.  

Este país del Mar Caspio de unos diez millones de habitantes, encajonado entre Irán y Rusia, acogerá a mediados de noviembre la COP29, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Así pues, merece la pena que todos aprendamos un poco sobre él.

En primer lugar, Azerbaiyán es un petroestado, un país donde la industria del petróleo y el gas proporciona la mayor parte de los ingresos del gobierno. Sí, un petroestado acoge la conferencia mundial sobre el cambio climático. Por desgracia, es una tendencia: Emiratos Árabes Unidos fue el anfitrión el año pasado.

En segundo lugar, Azerbaiyán es un Estado autoritario, o lo que algunos expertos prefieren llamar un "régimen autoritario consolidado", donde el poder está extremadamente concentrado en pocas manos.  

Durante más de tres décadas -casi desde que el país se independizó del imperio soviético, de hecho-, Azerbaiyán ha estado gobernado por dos presidentes. Primero fue Heydar Aliyev, de 1993 a 2003, y desde entonces gobierna el país su hijo, Ilham Aliyev.  

En tercer lugar, Azerbaiyán es profundamente represivo. La libertad de expresión y de asociación están gravemente restringidas. Los periodistas que intentan decir algo fuera de lugar son encarcelados. Las protestas públicas son rápida y a menudo brutalmente dispersadas.  

El gobierno también aplica leyes sumamente restrictivas para regular las organizaciones no gubernamentales con el fin de limitar su capacidad de registrarse, acceder a financiación o funcionar legalmente. Los grupos no registrados que continúan su labor lo hacen al margen de la ley, con gran riesgo personal.  

Las autoridades son especialmente crueles en Azerbaiyán con su represión por motivos políticos. A menudo utilizan cargos penales falsos para procesar y encarcelar a activistas cívicos, periodistas y defensores de los derechos humanos. Los acusan erróneamente de fraude financiero o inventan cargos por drogas. Asuntos desagradables.

En los últimos meses, en vísperas de la conferencia sobre el clima COP29, la represión se ha intensificado.

Un nuevo informe documenta los esfuerzos concertados del gobierno para diezmar a la sociedad civil y silenciar a sus críticos: docenas de nuevas detenciones por cargos penales falsos, enjuiciamientos, arrestos y acoso.

Como dice mi colega experto, Giorgi Gogia, el "desprecio del gobierno por las libertades cívicas está poniendo a los grupos independientes y a los medios de comunicación críticos en vías de extinción".  

Así pues, con la conferencia mundial sobre el clima que se celebrará el mes que viene, estos puntos representan lo mínimo que el mundo debería saber sobre el anfitrión de la COP29, Azerbaiyán. 

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